lunes, 2 de noviembre de 2015

Nicole y las brujas

"Érase una vez, hace muchos años, doce hermosas brujas que gobernaban el mundo bajo el amparo de Eridanus, un dios que solo observaba e impartía justicia cuando alguna de las brujas cometía algún error. 
Cada una de las doce, tenía un diferente cometido, así cuatro de ellas cuidaban de las estaciones, dos de la flora y la fauna, otras cuatro de los cuatro elementos principales y las dos más jóvenes y hermosas eran Rigel que cuidaba de la noche y Betelgeuse que se encargaba del día.
Cada 31 de Octubre, celebraban un aquelarre en el que invitaban a gente de todos los lugares, príncipes, campesinos, magos, caballeros....todos acudían a la fiesta pagana más malévola y divertida del año, en el que el fuego, las calabazas, los dulces y la música cobraban especial importancia. 

Rigel y Betelgeuse eran hermanas pero enemigas, su belleza era el mayor motivo de competencia, y aquel aquelarre era cada año el mejor momento para destacar...
Betelgeuse no tenía escrúpulos, era capaz de todo con tal de conseguir sus objetivos, utilizaba su magia sin ningún reparo ni duda moral, y su poder era tan inabarcable que Eridanus prefería mirar para otro lado y dejarla hacer mientras el día funcionara. Rigel en cambio era cándida y pura, su belleza era dulce como una flor, creaba noches plácidas, cuajadas de estrellas, de sueños, de esperanza.
Un año de aquellos en los que las brujas eran bellas, Rigel encontró polvo de diamante en una nube, y con tela de una noche que hizo de más, creo el vestido más hermoso jamás visto, tanto es así que Betelgeuse que la espiaba siempre a escondidas, ávida de saber los entresijos de la vida de su hermana enloqueció de envidia, su razón se nubló de tal forma que desatendió el día, un gris día de verano que las otras 11 brujas detestaron para siempre, un día vulgar que cernió el caos en el mundo, porque Betelgeuse estaba demasiado ocupada para atenderlo, planeando en cómo robar estrellas de la noche de su hermana, estrellas de brillo feroz que poblaran su vestido hecho con tela del oro más puro que en su día pudo encontrar. 


Eridanus que ya estaba sobre aviso, vio de lejos como Betelgeuse robaba las estrellas, como oscurecía también aquella noche de verano mientras Rigel lloraba, vio como aquella bruja hermosa como la vida, se volvía horrible, carcomida por la envidia, entonces y muy a su pesar se vio en la obligación de intervenir y cambiar el mundo para siempre....
Se acercó a Betelgeuse mientras cargaba triunfante con la última de sus estrellas robadas en su escoba, y con su voz atronadora dijo: "Betelgeuse!! ¿Dónde crees q vas?" 


Betelgeuse asustada respondió:"Solo quería un vestido precioso"
 

Eridanus continuo:"¿un vestido?, ¿para lucir hermosa? Y esa obsesión con lucir hermosa te ha llevado a desatender tu día, a odiar a tu hermana, a robar las estrellas, a condenar la noche. No has sabido ser bella, has castigado con tus actos a toda tu especie, la fealdad empañará vuestro rostro a partir de ahora, aquel que oiga hablar de una bruja por toda la eternidad tendrá en la cabeza una nariz prominente, verrugas en el rostro...
¿Querías estrellas? Pues las tendrás, ellas le contarán al mundo lo fea que en realidad eres, porque con ellas iluminaré tu cara que dibujaré en el cielo para que tu nuevo rostro se preserve para siempre jamás..."
Betelgeuse vio cómo se cumplían una por una las peticiones de Eridanus, sus verrugas y nariz prominente aparecieron, incluso sus dientes se convirtieron en una maraña ininteligible de marfil que hubieran dibujado una sonrisa dantesca de no ser, porque se sentía tan desgraciada que solo le apetecía llorar...
Vio el resto de sus días aquel espeluznante rostro en el cielo que no era otro que el suyo, y tuvo que convivir con la desgracia, viendo los rostros de otras brujas, sabiendo que ella era la única responsable de aquella situación, de haber convertido a las brujas en unas criaturas grotescas y malditas, hasta que como todas las brujas se hartó de ser bruja y se convirtió en una estrella, que tal y como fue desde el principio de los tiempos brilla menos que la estrella en la que se convirtió su hermana Rigel
"



Hoy se convierte en Chis And Bru, Nicole Kidman, ganadora de un Óscar por su impactante papel de Virginia Wolf en Las Horas, viste para la ocasión un LBD negro de corte sixtie, escoba de bambú, rafia e hilo, sombrero negro con cinturón naranja igual que el del vestido, medias a rayas naranjas y negras y escarpines negros.
Nicole ha aparecido al menos dos veces haciendo un papel de bruja en la gran pantalla, y el destino quiso que brillara con luz propia en el papel que menos utiliza su más que notable belleza física, sus capacidades interpretativas en papeles de diferente índole, le han valido su más que cómoda posición entre las actrices mejor pagadas. Nicole es, sin duda, una mujer excepcional y no sólo por su metro ochenta de altura sino por la gran trayectoria que la avala.

Max Wolf, contaba cada noche a sus hijos el antiguo cuento de Rigel y Betelgeuse porque pensaba que estas apasionantes historias contribuirían al desarrollo de su imaginación y a amar las estrellas como él lo había hecho durante toda su vida.

Laureado astrónomo y precursor de la astrofotografía, este alemán en un rutinario día de trabajo de 1909 realizó una fotografía que cambiaría su vida para siempre. Sobre la constelación Eridanus y con certero brillo azul que provenía de la vecina constelación de Orión, fotografió por primera vez en la historia la NGC 1909 o nebulosa conocida como Cabeza de bruja por su reveladora forma con nariz puntiaguda, barbilla prominente y ojos oscuros y hundidos. El brillo azul que la ilumina curiosamente proviene de Rigel la estrella beta de Orion que aunque no es la más importante de esta constelación, pues su estrella alfa se llama Betelgeuse, si es la más brillante. En un primer momento, los estudios catalogaron a NGC 1909 como una nebulosa de reflexión, pero para sorpresa de Max, estudios posteriores revelaron que se trata de un auténtico criadero de estrellas, y el azar quiso que fueran doce las que se identificaron, como aquellas doce brujas que un día fueron bellas y resultaron malditas por el comportamiento de Betelgeuse para siempre.

Max Wolf continuó pensando que los cuentos, cuentos son, pero cada vez que su mirada tropieza con Rigel en el cielo, siente pena, y la imagina por instantes como bruja de hermosa belleza envuelta en ese vestido negro como la noche sembrado de azul polvo de diamante y gracias a eso, Rigel recupera de forma efímera lo que un día Betelgeuse le robo.


Hasta la próxima muñeca.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Mae y la Coca-cola

En esa atmósfera densa, cuajada de purpurina, humo de cigarro y foco de bambalinas, se envolvía el burlesque, el hermano pequeño y grotesco del vodevil que a finales del XIX vio desfilar por sus dominios a estrellas de diversa índole, todas ellas tan potencialmente fulgurantes como descaradas que componían un espectáculo sexualmente acentuado que atraía al público masculino por doquier y daba candela suficiente a esa hoguera oculta en la que quemaban los deseos los más puritanos de una América sedienta de espectáculo y temas lejanos a la guerra de secesión que aún seguía dando que hablar.
En esta situación histórica, con numerosos géneros emergentes en una sociedad que aun buscaba sus costumbres, nació la Coca-cola en un medicin show como remedio para tratar los problemas estomacales. Y en 1915, Coca-cola company que ya era una empresa de nombre importante, decidió organizar un concurso a nivel nacional en el que decidir el mejor envase para su preciada chispa de la vida líquida, que si bien no curaba, si que engordaba las cuentas particulares de sus directivos en varios ceros.
Earl R. Dean, un diseñador gráfico con mas imaginación que renombre, vio en esta ocasión su oportunidad para crear algo único que demostrará su valía, ante la única condición que proponía la firma: crear un envase que perdurase en la memoria del público y que fuera incluso reconocible en la oscuridad.
Dean estaba sumido en una profunda depresión, fruto de un amor imposible, y lejos de amilanarse, fiel creyente de las recomendaciones  de videntes de pacotilla cuyos servicios solicitaba siempre que el tiempo y el bolsillo se lo permitían, hizo caso del último consejo recibido en forma de bruja envuelta en bisutería y pañuelos de un supuesto lejano Oriente que rezaba algo así como: "la respuesta que buscas esta en la misma mujer que destrozó tu vida"
 
Aquel sábado, se puso el mejor de sus trajes y se fue a verla, al mismo teatro que rezaba en los carteles, unos carteles inundados con su presencia, aquella mirada de vida que no dejaba indiferente, aquellos rizos rubios y sonrisa hechicera que eran capaz de hacer temblar a todos los hombres del mundo, aquellas curvas que dibujaban a una mujer tan imponente que ni en un millón de años hubiera conseguido pasar desapercibida.
Allí estaba él, entre el público, a punto de llorar, ante la misma mujer a la que dejo una tarde para no volver, esa mujer con la que descubrió lo que era el deseo años antes, lo que era en si la vida, la misma a la que había tenido el privilegio de besar y amar hasta el amanecer, un amanecer que por aquel entonces se le antojaba temprano, porque cada noche a su lado parecía un suspiro.
Cuando acabo la función, se acercó a su camerino y aquel gran hombre se volvió pequeño cuando la mirada de ella lo escudriño a través del espejo rodeado de bombillas en el que se miraba: "¿Por qué te fuiste Dean? ¿Tan mala era en la cama?"
"Una mujer como tu no se casa" —dijo Dean con voz temblorosa
Ella con gesto de desdén, giro su silla y se levanto envuelta en un ceñido vestido que dibujaba su figura con esmerada precisión y con un pose excesivamente provocativo dijo: 
"¡Diablos Dean! Estas loco, eres el único hombre que se acerca a mi pensando en boda y no en otra cosa"
Y rompiendo a llorar añadió: "Vete antes de que te odie toda la vida"
 
Dean se acercó a ella y la beso apasionadamente, mientras con sus manos recorría su silueta con una fuerza desmedida que le hizo pensar en que fuese de arcilla en lugar de carne y hueso, grabó en su mente cada centímetro de aquellas formas sinuosas que estaban enloqueciendo América y mientras tenía los ojos cerrados y disfrutaba por ultima vez de aquella sensación, comprendió que el envase de Coca-cola solo podía tener una forma: la forma de Mae West.
 
 
 
Hoy se convierte en Chis&Bru la irónica y picante Mae West: actriz, cantante, guionista y dramaturga que conquistó el celuloide americano y años más tarde se retiró al vodevil, cansada del código Hays y de una sociedad excesivamente puritana.
Mae lleva un vestido de corte sirena con los colores del refresco más famoso del mundo, a juego con un clutch adornado con lentejuelas, salones perla y un sombrero de ala ancha con pluma negra y un diamante. Una boa blanca que simboliza las puritanas cadenas que pretendían encerrar a Mae en una encorsetada vida, lejos de sus pícaras frases, lejos de su puesta en escena sinuosa apoyada en sus flamantes formas curvilíneas, lejos en definitiva del deseo de los hombres.
 
Por si alguien siente curiosidad, cabe decir que la famosa botella jamás estuvo en la vida real relacionada con Mae West (o al menos de forma oficial) si que es cierto sin embargo que se celebró el concurso y la idea de que los invidentes también pudieran reconocerla, al igual que es cierto que Earl R. Dean fue el diseñador que se alzó con el título como se puede comprobar en la placa conmemorativa que se exhibe en Indiana, el lugar de nacimiento de la botella, que se creo en una factoría propiedad de Root Glass Company.
 
Mae West, dejo su indiscutible sello en una sociedad para la que resultó muy diferente, era una mujer bandera, supongo que al igual que la cocacola, marcaba la diferencia y en cierto modo también era la chispa de la vida. Copio aquí, la que sin duda es para mi su mejor frase de todas las que firmó: "Cuando soy buena, soy muy buena pero cuando soy mala, soy aún mejor"

Hasta la próxima muñeca.

jueves, 5 de febrero de 2015

María Eugenia y el bolero

A principios de los 40, se gestó en La Habana el nacimiento de CMQ, una emisora que poco a poco fue atrayendo a todo tipo de oyentes gracias a su variopinto repertorio, secciones de noticias y música intercaladas con seriales dramáticos que gestionaban la publicidad de forma muy acertada. El fenómeno de las actrices locutoras estaba en ciernes y Asunción del Peso era una de tantas a quien cada dia acompañaba su hermana pequeña Fina, que admiraba "entre bambalinas" la mágica puesta en escena de la radio donde no hay luces pero si silencios.
Un, por aquel entonces, publicista en CMQ y desconocido Osvaldo Farrés, compositor cubano de boleros inolvidables, quedo tan impactado por Fina que la primera vez que la vio solo supo preguntarle: "¿Esas piernas son suyas o se las ha prestado un ángel?". Esa frase, fue el inicio de una incómoda y prohibida relación, ella 30 años mas joven, él divorciado de un matrimonio anterior, hasta que la familia de Fina, bastante escandalizada intervino y la sacaron de La Habana a vivir con su tía, quien tenia órdenes de vigilarla día y noche hasta que encauzara de nuevo su vida, sin poder despedirse siquiera de Osvaldo, tan solo pudo llevarse el recuerdo de una pregunta sin respuesta: "¿Cuánto tiempo me vas a querer, Osvaldo?".

Una mañana de 1947, Fina se disponía a hacer los recados de un día cualquiera de su nueva vida, cuando un joven desconocido le hace llegar una carta de la emisora CMQ. Esa carta sólo dice: " Pedro Vargas"
A Fina le da un vuelco el corazón porque inmediatamente reconoce la letra de Osvaldo, tanto que en su mente solo habrá dos palabras claras a partir de ahora: Pedro Vargas.

Fina no deja de pensar en aquel críptico mensaje hasta que una tarde en casa con su tia, de fondo en CMQ se escucha: "..Y ahora les dejamos con la maravillosa voz del tenor de las américas Pedro Vargas interpretando este maravilloso bolero de Osvaldo Farrés". Fina avanza lentamente por el pasillo, conoce a Osvaldo y conteniendo la respiración sabe que en esa canción llegara la respuesta a la pregunta que tantas y tantas veces le hizo, de fondo se escucha a Pedro Vargas entonando: "Toda una vida, estaría contigoooo..." cuatro largos minutos llenos de lágrimas para Fina y de gestos de desapobacion para su tia. Cuando la canción termino, su tia apago la radio y clavo su mirada en su sobrina que con cierto gesto de liberación dijo: "Se acabo tia, mañana vuelvo a La Habana". "Fina no lo hagas!...tu padre...". Fina agarro a su tia del brazo y a dos centimetros de su cara le dijo sin dudar un instante: "A mi padre le da igual donde este, mientras no sea en los brazos de Osvaldo y me temo que eso ya no esta en sus manos, ni siquiera esta en las mias, ¡le quiero! y le querré toda una vida...



Hoy se sube a la pasarela de Chis&Bru María Eugenia León Belleza en Vena, una mujer que ha convertido el arte de la bitácora en glamour y dulces aromas. Probablemente, la mayor eminencia crítica en el mundo de la belleza y el lifestyle de este pais. Las firmas de cosmética internacional mas prestigiosas, esperan la aprobación entre las lineas de sus posts, en un blog donde colaboradores de diversa índole y celebridad aportan sus ideas, su mundo, sus matices al irisado universo de la belleza.

Lleva para la ocasion un vestido a juego con un bolero, diferente a los de Farrés en verde manzana con adornos de plata. Salones, clutch y tocado a juego con pluma negra y brillante. El verde porque empasta muy bien con su pelo y además porque María Eugenia es esperanza, la esperanza de hacer las cosas mejor, de progresar, de dedicarte a tu vocación.

Tomo prestado para la ocasión el título de otro bolero de Farrés: "Con 3 palabras" que es justo lo que necesito para definir las 3 cosas que mas me impactan de esta mujer: Su maravillosa melena, tan bonita, tan única, tan cuidada. Su trabajo, se gana la vida escribiendo y además lo hace bien y su compañía, porque siempre se rodea de gente brillante, no es raro ver en su mesa a Almudena Grandes, Maribel Verdú, Alicia Hernández, Juan Luis Cano...y con permiso de los demás, a mi orilla de la chimenea favorita: el grande, el maestro: Joaquin Sabina. 

Hasta la próxima muñeca!