domingo, 12 de noviembre de 2017

Mónica y el unicornio

"Era Mayo, el olor de las flores había invadido el aire de tal forma, que parecía imposible respirar sin sentirse impregnado por ese dulzón aroma de narcisos.
Unos suaves rayos de luz acariciaban el pelo de una niña, que saltaba alegre varios metros por delante de ella, sonriendo y columpiándose sobre sus pies de forma alternativa mientras daba la mano a un señor vestido de domingo, que a juzgar por la ternura de su rostro y la idílica estampa que dibujaban, era sin duda su padre. 
Comparó las manos buscando un porqué, la mano que daba la niña que iba delante de ella era una mano fuerte, ruda, una mano sin duda usada para trabajar, una mano que aparentemente estaba caliente, la típica mano que ofrece seguridad y bienestar, una mano de un héroe, una mano de un padre.
Por el contrario, la mano que ella asía era frágil y fría, era una mano delgada con unas uñas bien cuidadas, unos dedos largos y finos con una fina alianza de casada, era una mano en la que terminaba un brazo frágil, el de su madre, cuyo semblante serio y callado le daba cierta tristeza.
Su corta edad era, la clásica razón por la que el mundo parece un lugar que todavía se puede cambiar, un sitio con reglas aún por escribir, en cada gesto habia una oportunidad para cambiar el mundo y para construir un porvenir mejor.
Continuaron caminando y llegaron a la parada del autobús, entonces allí pudo colocarse cerca de aquella niña, aquella niña rubia como el oro que tenía algo que ella ansiaba mas que nada en el mundo: el cariño de su padre.
Allí la miraba con admiración, estudiando cada movimiento, cada acción como si solo en ella pudiera encontrar la respuesta a la pregunta que rondaba en su cabeza durante todo aquel paseo: ¿Por qué a ella si y a mi no?
Entonces de su abrigo extrajo un papel del tamaño de una cuartilla y con la mejor de sus sonrisas se la ofreció a él, a aquel hombre protector y cariñoso que la acompañaba.
Él, fingió una aparente fascinación y sorpresa, tanto fue así, que creo en ella una necesidad de saber, de saber que contenía aquella cuartilla mágica que había causado tal reacción en aquel hombre corpulento y aparentemente fuerte.
Avanzó algún paso y levantó la barbilla todo lo humanamente posible para otear la obra maestra. Se trataba de un desgarbado unicornio, recubierto de forma torpe con brillantina y un casi ininteligible “te quiero papa” que como un dardo envenenado se clavó en su corazón de tal forma que no tuvo más remedio que desear con todas sus fuerzas llegar a su casa para probar suerte. 
El autobús llegó a su destino, y cuando descenció miro a la niña rubia por última vez, en forma de agradecimiento, gracias a ella había entendido cual era la clave para acercarse a su padre, aquel unicornio mágico le abriría las puertas del cariño de aquel hombre desconocido e importante que vivía en su casa.
No tenia tiempo que perder, llego y se aprovisiono de cuartillas y purpurina, y con todo esmero replicó aquel unicornio. Cuando terminó, lo miro con la misma satisfacción del que esta ante su obra maestra, del genio que ha tenido la suerte de tener el dia inspirado. Se detuvo en su “te quiero papa” repasando con la vista cada trazo, asegurándose de que se entendía bien, de que no había duda, implorando inconscientemente que aquel hombre que no la veía, fuera capaz de quererla por una vez, de fingir que estaba maravillado con aquel unicornio mágico y brillante.
Llegó la hora, su padre entraba por la puerta y Nella se abalanzó sobre él con su unicornio en la mano, pero su padre ni siquiera alzó la vista para mirarla, paso a su lado leyendo una carta que parecía muy importante. Nella estaba convencida de que ver el unicornio cambiaría radicalmente su cara y le persiguió por la casa con el dibujo en ristre hasta que con una mirada opaca el se giró y mirando su unicornio le dijo: "Nella, deja tus juegos. Es tarde y la purpurina contamina el entorno" Sin mas dilación se giro de nuevo a su carta y prosiguió su lectura.
Nella sintió una punzada de dolor en su corazón, su padre no estaba allí con ella, en realidad nunca había estado. Del dolor, paso a la resignación y de allí a la rabia, la misma rabia que le acompañó a romper la cuartilla con unicornio incluído en trocitos de papel diminutos que tiró en el suelo del pasillo.
Esa noche se fue a la cama y los sollozos se encontraron a medio camino con el sueño. Su padre volvió de una de tantas ensoñaciones en las que solía perderse y se dio cuenta de su error, recogió los papeles del pasillo apesadumbrado, pensando que lo recompondría cuando tuviese tiempo..."
Hoy se sube a la pasarela de Chis and Bru, Mónica Vitti, con vestido rojo de corte sixtie, cinturón joya y salones en plata, tocado y clutch de inspiración Mibuh, con pluma y brillantes en rojo.

Es una de las actrices más completas que ha dado el cine italiano, grande tanto en drama como en comedia, atraía a la cámara por su fuerte personalidad marcada por una voz grave y rasgada. En 1995, recibió un muy merecido Leon de Oro como premio a toda su carrera cinematografica.
En Mayo de 1937, Mónica Vitti, paseaba con su padre por el centro de Roma, en una deliciosa mañana en la que no sólo el sol y las flores de Mayo fueron testigos de su complicidad y cariño, pues a pocos metros de ella, Nella Fermi la hija del famoso físico italiano Enrico Fermi, observaba envidiosa una relación entre padre e hija que desencadenó importantes acontecimientos.
Ocho años después, en Julio de 1945, Enrico Fermi entre otros físicos importantes del momento presenciaba en Nuevo México la primera detonacion de una bomba nuclear en la Prueba Trinity dentro del Proyecto Manhattan
En el bolsillo de su chaqueta, como en los últimos ocho años llevaba los trozos de papel que un día fueron un flamante unicornio de purpurina en una pequeña bolsa de tela, pues se había convertido en una especie de amuleto y de condena al mismo tiempo. Le recordaba a diario todo lo que se había perdido por prestar su mente al servicio de la ciencia y el desastre humano.
Siempre habia pensado que nunca había sido capaz de ayudar a Nella, de ser un buen padre, al menos el padre que ella hubiera necesitado, pero aquel día rodeado de físicos y expertos, se dio cuenta de que era precisamente su hija quien más le podia ayudar en sus experimentos, sostuvo entre sus manos los fragmentos del unicornio y cuando sintió que el choque de la onda expansiva se acercaba los lanzó al aire ante la perplejidad del resto de la cuadrilla de expertos.
Tras unas mediciones que observaban el lugar donde habían caído los fragmentos y unos sencillos cálculos, estimó que la explosión había sido equivalente a unas 10.000 toneladas de TNT tal como, tras complejos procesos de cálculo y exhaustivas mediciones de campo se pudo comprobar semanas más tarde.
Esa noche fue diferente, las familias de los físicos involucrados en el proyecto Manhattan vivían en un mar de secretismo, en una mezcla de culpabilidad por estar creando armas de destrucción masiva y de responsabilidad porque el mundo las demandaba y era una especie de mal necesario. Nella vio a su padre llegar y se coló en la cocina mientras él miraba a la nada pensando.
“Estas haciendo cosas para la guerra ¿verdad papá?”
"No Nella", dijo Enrico Fermi esbozando una sonrisa, "en realidad acabo de conseguir que tu unicornio por fin vuele..."


Hasta la proxima muñeca

No hay comentarios:

Publicar un comentario